Un grupo de gente increíble, 6 kilos menos, 110 kilos de equipaje y este blog son los que me llevo. Atrás solo dejo los malos momentos, los cuales dejo aquí reflejados, y unos zumos de dudosa calidad. He vuelto a colgar aquellos posts que hicieron peligrar la beca del artista, ahora que me he alejado de la influencia maldita de aquellos que comenzaban sus reuniones con un: "Te tengo en mis manos".
La verdad es que la marcha ha creado una pena muy grande, pero a la vez una esperanza de poder sacar partido a este año, que no haya sido en balde. Además, volver a ver a mis padres y amigos es algo que apetecía y que endulza el momento amargo de la despedida.
Mi salida del aeropuerto, que marcaba el final de mi estancia, fue un poquito más agitada de lo que esperaba. Para empezar, un mozo de aeropuerto de esos que van de serviciales a la vez que te recuerdan lo serviles que son contigo pero que realmente no te aportan nada. Me dijo que iba a conseguir que no me cobrasen exceso de equipaje y que no me pesasen la mochila de mano: 180 Euros de sobrepeso más obligación de facturar la mochila, en la cual llevaba una impresora. Tras unos 20 minutos de discusión con 3 tíos y mencionar la palabra embajada y queja repetidas veces, conseguí poco a poco mejoras en el trato: Del inicial de pago de 20 euros por kilo de más sin incluir la mochilas pasamos a la mochila facturada sin coste y solo 5 kilos de sobrepeso y acabamos en meter 5 kilos de sobrepeso en otra mochila y facturar el resto sin sobrecosto.
Encima, por abrir la maleta, me hicieron volver a pasar el escaner (En Jordania al entrar a la terminal pasas tú y el equipaje por un escaner) y abrir la maleta para su registro. Aquí ya perdi los papeles: Quedaba media hora para el despegue y aquellos necios registrándome la maleta como a un delincuente mientras el puto servil seguía diciendome: Bwana, mira lo bueno y servil que soy.
Les empecé a chillar que a ver qué clase de retrasados eran, que si ya había pasado la maleta por el escaner, qué más daba que la hubiese abierto. Encima con malas maneras me preguntaban qué había en los paquetes que llevaba. Yo creo que al verme joven y solo decidieron darme un poquito de caña. Así que les contesté de peor manera: This is a fucking wooden box, and this a damn bottle with sand from the fucking Wadi Rum. What the fuck are you doing?' i never had a problem and I´m gonna last my flight!! Les volví a mentar la embajada y les pedí los nombres. Ahí ya se achantaron y pidieron disculpas, cerraron el equipaje cagando leches y volvieron a pedir disculpas. Cómo voy a echar de menos poder pegar gritos a la policía.
Y después turno del servil. Después de machacarme con que le diese una buena propina y que no hubiese hecho nada para ayudarme, le dije que se pirase. Le di dos euros y encima se enfadó porque era poco... yo creo que aún resuenan en sus oidos las sabias palabras castellanas que quizá no entendió "Anda y que te den por culo".
Al menos todo este estrés sirvió para que me quedase dormido antes del despegue, último recuerdo de Amman.