LLAMADME YOGHOURT

Desde que estoy aquí, mi nombre ha sido pronunciado de tantas formas y tan diferentes que a la mínima que oigo un nombe raro me doy por aludido.

Lo serio del tema es que el problema es que va derivando hasta cotas insospechadas. Yo entiendo que mi nombre, al pronunciarlo, pueda crear confusión, pero cuando lo mando por escrito y me lo escriben mal, ya es para levantar la boina: Ignico, Inico...

En clases de árabe (Sí, he ido a clase para tirarme el moco como Clooney en Syriana) fue donde me di cuenta de que esto iba a ser peor que EEUU. Allí por los menos me llamaban Iño, sin mucha variación.

Aquí no. La profesora empezó tirando del Iño para irlo derivando con Añio, Iñao, Ñio hasta llegar a un perfecto Indio... Ese día pensé que había tocado fondo.

Pero no, aún quedaba más. En el grupo de gente con el que alternamos, poco a poco han ido cogiendome el nombre, pero aprovechan la mínima para hacerme alguna combinación que consideran graciosa; Iñago, Iñako, etc. Hasta aquí bien.

El hecho es que el otro día, jugando a fútbol, vino un jordano nuevo al cual no había visto antes. Durante el partido de nuevo empezó a mutar mi nombre, pero en una dirección nunca vista: Yoghourt!! El notas me acabó llamando yoghourt!! " Good job, Yoghourt!!!" Desde entonces no he levantado cabeza ni he sido capaz de seguir un razonamiento que me lleve al mencionado nombre. Yogurt... no me gusta ni de fresa.

Para evitar esto, ahora me presento por mi apellido, que parece más fácil de pronunciar. Aún así, da también juego: Mr. Alanson, Laonso, Alonsho... y más variantes de las que no me acuerdo. Eso sí, mola un puñau ser como Mcgyver: Sin nombre, solo apellido.

Los frikis ya habreis entendido la foto del post. Los que no, que sepais que estais muertos por dentro. Es Yogurt, de La Loca Historia de las Galaxias, parodia de Yoda de Star Wars... si es que hay que decirlo todo.

Por otro lado, comentar que intentaré contar el viaje a Siria lo más pronto posible, que tal como se está poniendo el panorama, se me van a quedar obsoletas. Si no, fijaos con el viaje a Trípoli (Libano) lo que nos ha pasado. El problema son los turno de 10 a 12 horas diarios que estamos metiendo en la oficina desde hace 3 semanas que hacen que la vida se reduzca a salir de la oficina para ir a la cama.