miércoles, mayo 16, 2007

Como deciamos ayer (Que se estuvo algo más de un día en chiqueros), que dijo no sé si fue Fray Luis de León , aquí estamos con nuestro viaje a Damasco (Siria) de dos días... que en realidad fueron 25 horas muy justitas.
Advertir que el post de hoy es un poco egocéntrico (yo, yo y yo!!) porque no he puesto fotos de mi Némesis femenina... pero es que las mejores están en lo ocurrido el día siguiente. Ya lo vereis.
El viaje en sí fue bastante pachanga, ya que que en lugar de despertarnos a la
s 6 de la amañana y coger un taxi, fue más en plan:
- Iñigo, vamos a Siria?
- Vamos!!- Y a levantarse tocaron a las 9.
La forma de viajar aquí permite hacerlo en bus, poco recomendable debido a la de gente que va (Pobre) y porque dependes de los árabes que te acompañan por lo que las paradas tanto en frontera como en áreas de descanso son tediosos, o en taxi, que es la opción elegida.
El sistem
a de funcionamiento es que el taxista no arranca hasta que los 4 sitios están ocupados... o los pasajeros deciden pagar por los huecos vacios. En nuestro caso, decidimos pagar entre los dos y un señor Iraquí que nos acompañaba: Dos delante y dos detrás.

Al salir de Ammán el cielo estaba rojizo y había como una niebla roja que nos seguía y que cada vez era más más densa: Una tormenta de arena. Tuvimos bastante suerte y la fuimos dejando atrás. A la vuelta nos comentarían que el aeropueto quedó cerrado y que era imposible usar la carretera del desierto que cruza el país de norte a sur.

Primera parada: Puesto fronterizo para sellar el pasaporte y salir del país. Lo que normalmente lleva 5 minutos se tradujo en hora y cuarto de espera debido a que a los iraquíes los sientan a esperar en un banco. No es que hubiese algún problema sino simplemente que el oficial de inmigración decidió atender a los iraquíes una vez cada hora, por lo que iba amontonando pasaportes y mandando a sentar a los iraquíes.
Mientras, el señor iraquí nos pedía perdón continuamente por el retraso. Ves eso y la verdad es que sientes impotencia y rabia. Ya le dijimos que por nosotros no había problema.
Ojito al artista de la gasolinera en la foto, fijaos lo que tiene en su mano, que resume lo que son las medidas de seguridad en estos países.

En el interin, visita al baño. Yo podría calificarme como un Boina Verde de los retretes ya que he visto cosas que harían vomitar a un gorila, pero aquello, sinceramente, me dio mucho asco: Estaba todo lleno de peregrinos que venían de la Meca y claro, se lavaban allí: Agua por todo el suelo, gente moviendose por todos lados con las chilabas sucias y recogidas hasta los muslos para hacer uso del agujero del suelo, escupitajos... en fin, está feo decirlo pero aquello fue de lo más desagradable que he visto en mucho tiempo. Incluyo una foto de unos peregrinos . Para los frikis, podeis observar a los jinetes negros de Mordor, a cada cual más tétrica. Si juntamos a sus maridos, que iban de riguroso blanco, aquello parecía una procesión de piezas de ajedrez o de damas. De verde nuestro chófer, que daría mucho juego durante el viaje.

Sellado para el iraquí y adelante!! Cien metros más adelante, nueva parada: Control y visado sirio. Después del viaje a Líbano y sus correspondientes dificultades debido al sello israelí, íbamos con un poco de incertidumbre a pesar de que nos habían dicho los propios sirios que nunca más volveríamos a tener problemas y bla, bla, bla.
Frase del oficial: "Tienen dos problemas: El primero es que no tienen visado. El segundo es que tuvieron un problema la otra vez que vinieron.. cual fue? "
Ante esto, lo primero que piensas es en tirarte de los testículos por desesperación hasta que pase algo. Después tienes ten
taciones de mentirle y al final acabas reconociendo que estuviste en Israel. Resultado? De nuevo castigados a sentarnos en los bancos en los cuales pasamos 3 horas en el viaje a Líbano y nuestros pasaportes llevados a otro lugar. Algún día le preguntaré a mi foto qué es lo que hacen con ellos.
Aproveché la paradita para que el iraquí me contase un poquito cómo es la vida en Iraq. Lo que más me gusta de estos viajes es la oportunidad de poder saber cosas sobre la vida de la gente, de otros países y ver cómo a pesar de su situación, se resignan y tiran hacia adelante porque como dicen ellos, lo importante es vivir.

Al final, tras hacernos pagar un visado que YA teníamos y obligarnos a dar mil vueltas, pasamos!! Otro día os contaré la impotencia que se tiene en las ventanillas de estas fronteras, en las que hacen lo que quiere: Lo mismo te piden un "extra" que te prohíben la entrada por la cara o te marean por las ventanillas. Yo creo que dentro de nuestros problemas, con un poco de simpatía y hablando tranquilamente hemos conseguido superar todas las trabas.

Damasco la verdad es que me pareció una ciudad muy sucia, con muchísima contaminación y una parte vieja con muchísimo encanto, amén de que no son colinas, como Ammán, por lo que se puede pasear muy a gusto.
Nos dimos una vueltilla y tal y cen a en la zona Cristiana con los becarios de Siria.. y pronto a la cama, que la pensioncita tenía toque de queda!
En las fotos no utilicé ningún filtro, sino que debido a la tormenta de arena el cielo estaba amarillento. Según el color de la arena, el color del cielo varía. En Jordania es rojo.
De hecho al final de la tarde llovío y lo que caía era barro.
Mañana la segunda parte!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

eyy, si no hablas de Lucy no te dejan comentarios!! Que penica... Que bien te lo estás pasando por aquellos lares! Un beso

fd. La granaina

Anónimo dijo...

te invito a desayunar!!!!!

Anónimo dijo...

Ayer vi mogollón de ventiladores, casi te compro uno, pero ninguno era pal techo....