Este fin de semana ha habido marchita. Nueva fiesta en la piscina de un amiguete... je je, nunca habrán de saberse los detalles. Solo decir, que entre otras cosas, golpear el cuello de la botella de cerveza con el culo de otra me parece una broma buenísima, divertida y de un gusto exquisito.

Ayer, de nuevo, domingo: Un amiguete me comentaba sobre la falta de motivación que sufría en su trabajo, una de las cosas que no comentaré pero que podría llevarme post y posts.

De lo malo malo, leyendo los periódicos y revistas saqué dos ideas para los próximo posts y que los he tenido en el disparadero desde hace muchísimos meses pero hasta ahora no me había animado a hablar de ello.

Menos mal que mi motivación era ver la carrera de Alonsín el Al Jazeera Sports, que justo empezaba a mi hora de salida del curro. Una auténtica pena perderme la salida, ya que creo que habitualmente es lo más interesante de estos eventos, porque después de la primera vuelta se limitan a dar vueltas y a adelantarse en las entradas a boxes.

El resultado: Yo medio sopa en el sofá viendo la carrera y viendo ganar al infame de Hamilton. Estaba viendo la carrera con el Señor Melón... nunca he oido una sarta de insultos racistas tan grande en tan poco tiempo. Creo que es la última vez que me siento junto a él a ver la tele. El otro día, viendo un karaoke árabe, lo mismo, una suerte de epítetos sexistas y xenófobos que Ynestrillas (Para los que os calenteis leyendo este link, que sepais que no acepta comentarios. Entiendo que este tipo ha querido escribir un blog de humor)parecería más rojo que Carrillo.

Pero hoy, quiero sobre todo hablar de música. Estar tan lejos de casa hace que sientas morriña, y que todas las cosas que te recuerden tu hogar las disfrutes con mayor placer.

Así, yo dejé de oir la típica musica reivindicativa hace ya 7 añitos o así: Kortatu,