El jueves, después de pasar por Hama, donde dormimos en un sitio con ducha y baño!!!, Apamea (Por allí pasearon Marco Antonio y Cleopatra, pero no creo que lo hiciesen a las 7 de la mañana, cuando no había nadie de nadie), Crac des Chevaliers (El castillo medieval mejor conservado del mundo), llegamos a Homs, lugar de paso para cualquiera que cruce Siria de Norte a Sur o de Este a Oeste... y viceversa.
Aquí nos encontramos con nuestro amiguete Dani, que los que habeis leido el blog de manera asidua sabreis que perpetró con nosotros algunas de las mejores fiestas y su hemano Ayman.
Este encuentro fue el culmen de una alimentación digna de Obelix, pensando que haberme tomado un Fortasec el martes era como un cheque en blanco gastronómico: Shawarmas, galletas y una jamada con Dani que se me salió el ombligo. Era Dios: Podía comer lo que quisiese!! Mi estómago resistía bombas. Así las cosas , nos fuimos al zoco, a ver qué baratijas podíamos comprar.
Iba caminando detrás de Dani, su broda y Lucía cuando noté un ligero pinchazo en el estómago al que no dí importancia. Un minuto después me di cuenta de que algo se me había roto en el estómago, un dolor me invadió y de repente noté presión negativa. La mejor manera de imaginarselo es hacer un zoom sobre mis ojos, abiertos como platos en el momento en que me di cuenta que algo iba a pasar. Después, debería ser un plano giratorio sobre mi, viendo alrededor las tiendas, sin un bar o un centro comercial. Un agujero me valía, pero allí no había nada.
Un sudor frío, una cuenta atrás sin control e imparable desde mi estómago. Después de dos minutos ya di la señal de la alarma de que tenía que irme de allí, buscar cobijo. Sin embargo, no me podía mover de tal dolor que tenía y ver que no había nigún lado al que ir: Tiendas y más putas tiendas!!!
No os podeis imaginar la sensación de tener una urgencia y ni haber ningún lugar, por malo que fuese. Casi prefería morirme a sufrir aquel miedo. Mientras, los 3 cabrones descojonaus.
Dios me mandó una señal cuando justo apareció un taxi doblando una esquina. Aún así, pensé que no íbamos a llegar a tiempo a ningún sitio.
Fueron los cinco minutos más largos de mi vida, en los que soñé con váteres, papel higienico, puertas con cerrojo.
Finalmente, me llevaron al paraíso de los baños: Nunca una taza con puerta me parecieron tamaño lujo... y mis 15 minutos allí fueron mis 15 minutos de fama...
Que nunca os pase, o deseareis morir!!
Las fotos, por orden: Molinos de Hama, Reloj Torre de Hama por la noche y por la mañana, dos fotos en las ruinas de Apamea, Crac des Chevaliers y foto de grupo.
Este encuentro fue el culmen de una alimentación digna de Obelix, pensando que haberme tomado un Fortasec el martes era como un cheque en blanco gastronómico: Shawarmas, galletas y una jamada con Dani que se me salió el ombligo. Era Dios: Podía comer lo que quisiese!! Mi estómago resistía bombas. Así las cosas , nos fuimos al zoco, a ver qué baratijas podíamos comprar.
Iba caminando detrás de Dani, su broda y Lucía cuando noté un ligero pinchazo en el estómago al que no dí importancia. Un minuto después me di cuenta de que algo se me había roto en el estómago, un dolor me invadió y de repente noté presión negativa. La mejor manera de imaginarselo es hacer un zoom sobre mis ojos, abiertos como platos en el momento en que me di cuenta que algo iba a pasar. Después, debería ser un plano giratorio sobre mi, viendo alrededor las tiendas, sin un bar o un centro comercial. Un agujero me valía, pero allí no había nada.
Un sudor frío, una cuenta atrás sin control e imparable desde mi estómago. Después de dos minutos ya di la señal de la alarma de que tenía que irme de allí, buscar cobijo. Sin embargo, no me podía mover de tal dolor que tenía y ver que no había nigún lado al que ir: Tiendas y más putas tiendas!!!
No os podeis imaginar la sensación de tener una urgencia y ni haber ningún lugar, por malo que fuese. Casi prefería morirme a sufrir aquel miedo. Mientras, los 3 cabrones descojonaus.
Dios me mandó una señal cuando justo apareció un taxi doblando una esquina. Aún así, pensé que no íbamos a llegar a tiempo a ningún sitio.
Fueron los cinco minutos más largos de mi vida, en los que soñé con váteres, papel higienico, puertas con cerrojo.
Finalmente, me llevaron al paraíso de los baños: Nunca una taza con puerta me parecieron tamaño lujo... y mis 15 minutos allí fueron mis 15 minutos de fama...
Que nunca os pase, o deseareis morir!!
Las fotos, por orden: Molinos de Hama, Reloj Torre de Hama por la noche y por la mañana, dos fotos en las ruinas de Apamea, Crac des Chevaliers y foto de grupo.
3 comentarios:
Un zriler trepidante, a verida é. Por suerte para ti y para los Sirios tuvo un final feliz, JAJAJAJA.
Un abrazo maquinaaa
Iñigo,.... me parece estupendo que nos cuentes todas tus vivencias,... pero alguna la puedes guardar!! Te ha faltado describirnos el acto de los 15 minutos,... jaja!!
Un beso,
Lore
Iñigo, que no te lo quería decir, pero te lo digo, los fortasec son bombas de relojería para tu delicado sistema digestivo, no te los tomes a la ligera...
Saludos
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